Crítica Los Mercenarios 2


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El equipo de los Mercenarios vuelve a las andadas bajo la dirección de Barney Ross (Sylvester Stallone) para cumplir con la nueva tarea que el Sr. Iglesia (Bruce Willis) les impone a cambio de continuar en libertad.

Pero es la venganza la que obliga al los Mercenarios a luchar contra un grupo organizado de terroristas que están bajo las órdenes de Villain (Jean-Claude Van Damme) El enemigo busca por todos los medios hacerse con cinco toneladas de plutonio, “una cantidad más que suficiente para cambiar el equilibrio del mundo”.

El director de esta segunda parte, de lo que promete ser una trilogía (al menos por el momento), es Simon West, considerado como uno de los precursores del cine de acción de los últimos años; con películas como: The Mechanic (2011), Contrarreloj (2012) o La Hija del General (1999), entre otras.

Sin embargo, en esta ocasión West se ha dejado influenciar por los consejos de Sylvester Stallone (director de la anterior película), lo cual se nota de forma considerable si tenemos en cuenta la fluidez en la que se desenvolvían sus anteriores trabajos. Tal vez, de esta forma se haya logrado explotar el lado más agresivo del director pero no por ello el mejor.

Simon West acostumbra a desarrollar este género cinematográfico sin que en ningún momento el espectador pierda el hilo argumental, introduciendo las escenas más dinámicas en su justa medida y de forma completamente distinta a lo largo del mismo film. Como es lógico, la acción es la protagonista pero consigue combinarla con un guión sencillo y, en más de una ocasión, hasta cómico y, ¡por qué no decirlo!, llega a proporcionar a la escena más dinámica una elegancia que pocos directores se atreven a otorgar, por ejemplo, a un simple tiroteo.

Por desgracia, en esta ocasión Los Mercenarios pecan de ser repetitivos. Al igual que en la anterior, veremos a los protagonistas lidiar entre balas a forma de gatillazos sin mesura; sólo una escena protagonizada por Jason Statham y otra, como no, por el propio Stallone cambiarán el curso de la acción. Una cámara fugaz hará que perdamos el detalle de los tiroteos, cuando ésta consigue tranquilizarse, veremos a los actores sujetando sus enormes armas que, a modo de pose de photocall, controlan sin sudor alguno.



Si tenemos que hablar del transcurso de la historia, debemos afirmar que cumple con una forma bastante lineal, facilitando seguir el hilo argumental sin el problema que acarrea el prolongamiento escénico. Respetando las características de las antiguas películas de acción de serie B, los diálogos entre los personajes son sencillos, escasos y vulgares – aunque es de esperar en este tipo de películas - Algún que otro comentario poco creativo y “basto” conseguirá sacar alguna carcajada.

Por su parte, Los Mercenarios 2 goza de un reparto muy específico y extenso que, por desgracia, no es explotado; siendo Sylvester Stallone y Jason Statham los auténticos protagonistas y figuras de toda escena. Así, podemos decir que Jet Li sólo aparecerá los primeros cinco minutos de la película. Disfrutaremos de sus habilidades escasamente unos segundos y en un escenario tan oscuro que camufla todo movimiento; el actor se despedirá a través de un salto en paracaídas. Toll Road (Randy Couture) y Hale Caesar (Ferry Crews) volverán a estar en un total y absoluto segundo plano, disfrutando de estos personajes únicamente mediante una frase o situación cómica.

El nuevo miembro del grupo vendrá de la mano de Liam Hemsworth, el cual otorgará una nota de elegancia distintiva del resto del grupo.

Por su parte, ahora sí - ¡por fin! – podremos disfrutar de Bruce Willis y de Arnold Schwarzenegger que harán de las delicias de cualquier fan de este género.

Como no, Chuck Norris será el lobo solitario que cederá unos minutos de acción a favor de Los Mercenarios, presentándose siempre acompañado de una sinfonía muy conocida por todos, provocando con ello una sonrisa.

En cuanto a Jean-Claude Van Damme, el malo de la película, no se lucirá como todos deseábamos. Lo dejo aquí, ¿no querréis que haga spoiler, verdad?

Hablando ya de la fotografía y la escenografía, podemos otorgarle un notable general. La película se desarrolla en pequeños y oscuros escenarios, excepto al principio donde podremos disfrutar de unas espectaculares panorámicas. De  esta forma, se consigue una atmósfera de inquietud y silencio que será corrompida por el incesante ir y venir de las balas.

Hay que destacar un escenario que choca con el resto y con la propia historia. Supuestamente, se encontraban los protagonistas en un pequeño pueblo de los años ochenta del este europeo. Lo de “supuestamente” tiene una sencilla razón: las casas pequeñas, de colores pastel, las cortinillas de flores de las ventanas, el inmenso cartel de “Pepsi” y el llamativo Ford Itd (taxi amarillo típico en USA); puede hacer pensar al los espectadores que se han confundido de sala. Además, de quedarse con la tristeza de no ver a los componentes del famoso musical “Grease” acompañar a Stallone en el tiroteo. Posteriormente, este escenario es modificado de forma radical y parece haberse modernizado; dando la sensación de haber viajado en el tiempo, haciéndose más oscuro y más bélico. Es de suponer, que se habrán quedado sin presupuesto después de contratar a tanto “star” de acción.



Por lo tanto, a rasgos generales Los Mercenarios 2 presenta una acción repetitiva y sus personajes son desequilibradamente explotados, dejando incompletas algunas tramas. Así, el fan del género de acción podrá verse en principio muy satisfecho pero, durante la historia verá numerosos espacios que desearía que fueran más breves, debido a la ausencia de relevancia de los mismos.

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